Hoy en día se abusa mucho de los elementos estructurales de hormigón armado, como vigas, pilares y forjados, sobre todo las viguetas de hormigón armado pretensadas, las cuales contienen acero con una tensión-torsión permanente, cuando en muchos casos éstos pueden ser sustituidos por muros autoportantes, cerchas, arcos y bóvedas.
Hay varias razones para evitar el uso del hormigón armado. Por un lado, el acero que le da rigidez, también crea tensiones internas (sobre todo a tracción) y altera el campo magnético natural. Esto afecta a la glándula pituitaria, responsable de la secreción de melatonina durante la noche, momento especialmente sensible para nuestro organismo, pues es cuando debe regenerarse. Por otro, el cemento de tipo Portland está compuesto por cenizas volátiles y escorias siderúrgicas que afectan en diversos sentidos a la sostenibilidad y a la salud: Al elevar el potencial eléctrico y radioactivo (pues es horneado a más de 1.450 °C) favorece la conducción del gas radón (gas radioactivo) que asciende desde el subsuelo (sobre todo donde hay rocas y mantos graníticos) y se acumula en los espacios inferiores de las viviendas.
El cemento, además de tener un coste energético elevado (1,23 kW/kg), tiene una vida útil más corta de lo esperado, sobre todo en aquellos lugares expuestos a alta conductividad, como son los cimientos, los cuales al estar enterrados se encuentran en presencia de humedad y alta conductividad, acelerando la descomposición molecular por «par-galvánico» y provocando la prematura oxidación de la ferralla, en un lugar inaccesible, como es la cimentación, y del cual no nos percatamos hasta que aparece un siniestro estructural. En su uso como mortero para revestimientos de fachadas, ocasiona el deterioro de los muros por su incapacidad de transpirar y evaporar la humedad ya sea del interior del edificio o que provenga de los cimientos.
Una de las causas de toda esta inercia son las normativas de la construcción promovidas por ciertas industrias, que “facilitan” el trabajo a los técnicos (hasta este punto todo perfecto), pero que dificultan el uso de otros materiales u otras técnicas para las mismas soluciones constructivas. En Senegal por ejemplo, como en muchos otros países en desarrollo, están perdiendo su tradición constructiva con materiales de su entorno de siglos de historia, por la “visión moderna” de la arquitectura del hormigón que exportamos desde los países desarrollados. De este modo se consiguen unas peores condiciones de salubridad, de confort en el interior de las construcciones de hoy en día.
La alternativa al hormigón armado pasa por la cal hidráulica armada con bambú o acero inoxidable. En aquellos casos que sea difícil adquirir cal hidráulica se puede sustituir por cementos naturales libres de cenizas volátiles y escorias siderúrgicas. Si lo piensas, estamos rodeados de hormigón por todos lados. Imagina que todo el hormigón que invade nuestras ciudades fuera periódicamente sustituyéndose por estas alternativas ecológicas y saludables. Si tienes la oportunidad de construirte tu casa, estás en contacto con técnicos del sector de la construcción o simplemente estás en consonancia con todo lo que concierne a la sostenibilidad, exige que se evite el uso del hormigón, pues estarás haciendo una labor de conciencia al respecto. Me encantará que compartas tu opinión porque me interesa mucho tu respuesta! Si quieres que escriba sobre algún otro tema que te interese, será un placer poder hacerlo.
Si has encontrado valioso este artículo, compártelo en Facebook, Twitter y LinkedIn, para que más gente lo pueda disfrutar. Y si quieres estar al corriente de las publicaciones de este blog, suscríbete en el link de debajo a la derecha de este post. ¡Mil gracias!