El bambú se está situando como uno de los materiales con más proyección de futuro. Su gran resistencia y versatilidad, juntamente con criterios de desarrollo sostenible, hacen que sea una apuesta sólida para la bioconstrucción. Una de las ventajas de este material es la rapidez de crecimiento y su facilidad de propagación. Estas características son muy importantes ya que el bambú tarda solo seis años en ser adulto, una clara ventaja en comparación con el roble, que tarda 50 años en igualarlo. Su propagación por rizomas evita la necesidad de efectuar replantaciones, y son estas raíces las que evitan la desertización, actuando como contención frente a los desprendimientos de tierras por las lluvias. También tiene un impacto positivo sobre los cultivos, ya que las plantaciones evitan la acción perniciosa del viento sobre ellos. Y además, genera un 30% más de oxígeno que los árboles.
Es un material flexible y de gran fortaleza, que supera al acero, cualidades que le hacen ser muy versátil. Los muros construidos con bambú son muy resistentes a los movimientos telúricos, gracias a su flexibilidad y resistencia, aunque si estos llegan a caer causan menos daños gracias a su bajo peso. Por contra, esta ligereza lo hace vulnerable a los huracanes. El bambú como material de bioconstrucción está cogiendo fuerza. En Latinoamérica varios países ensayan proyectos destinados a buscar variedades de la planta con propiedades superiores y realizan estudios para determinar la repercusión de su explotación en las economías locales.
En la obra de una casa ecológica unifamiliar que hemos construido, hemos utilizado el bambú para armar los cimientos de la casa. Lo hemos utilizado en lugar de las barras de acero corrugadas utilizadas normalmente. De este modo, se consigue que el impacto medioambiental de los materiales de construcción sea menor al ser un material renovable, es más barato que el acero y lo más importante, de este modo se evita que todos los cimientos puedan ser imantados, aspecto muy negativo para la biohabitabilidad* de la vivienda porque desestabiliza el comportamiento natural de nuestro cuerpo debido al campo magnético generado.
*Biohabitabilidad: recoge todos los factores necesarios para que un espacio determinado sea sano para sus moradores y su entorno, y neutraliza los efectos nocivos geopatógenos aplicando soluciones que regeneran y equilibran el espacio donde dichas anomalías pueden afectar a la salud y el bienestar de las personas.
Aspecto económico: Bajo coste.
Resistencia sísmica: Buena.
Vida útil: 40 años como mínimo (intemperie).
Propiedades especiales: Ligero, flexible y con gran variedad de usos.
Idoneidad climática: Climas cálidos y húmedos.
Por tanto, ¿por qué no usamos este material y otros materiales naturales en la construcción de los edificios? A menudo se piensa que usar materiales naturales es un estilo de diseño o que solo los usa los hippies, etc. La realidad es bien distinta: vivir y trabajar en edificios hechos con materiales sintéticos causan mal estar general, enfermedades y en algunos casos cánceres debido a la larga exposición a los componentes químicos que inhalamos (se han hecho muchos estudios al respecto). ¿No es suficiente razón que mediante materiales naturales podamos evitar estos síntomas? Hay quien piensa que no… Nos encantará que compartas tu opinión porque nos interesa mucho tu respuesta! Si quieres que escribamos sobre algún otro tema que te interese, será un placer poder hacerlo. Si has encontrado valioso este artículo, compártelo para que más gente lo pueda disfrutar. ¡Mil gracias!